
El barrio de La Mora está situado en el extremo sur de Badalona, entre el puerto y las chimeneas de la “Fecsa”, enclave que durante muchos años perteneció a la fábrica “Cross” (luego hablamos de eso).
Pero es más fácil identificarlo cuando hablamos de ese barrio que se quedó sin playa por el temporal de febrero de 2017, que casi provocó un desastre ecológico por la rotura de un colector (o, lo que es lo mismo, por la falta de mantenimiento y previsión por parte las autoridades).
Ese barrio con una playa (que es de todos) cuyos accesos siguen siendo suelos contaminados, cuando se suponía que al ser edificado, ese problema había sido resuelto por parte de los constructores y otros responsables.
Ese barrio a cuyos vecinos se priva de acceso al paseo porque ha sido vallado y cubierto de grava para protegerles de esa tierra contaminada que nadie sabe cuando descontaminarán. Una medida que más bien protege de críticas a los políticos que de un riesgo real a los vecinos, que han pisado ese suelo durante trece años.
Ese barrio con dos descampados, que a falta de haberse convertido en enclaves de equipamientos para el ciudadano, sirven de “pipican”, aunque pocos recojan lo que allí deja su can gracias a los matojos de hasta medio metro de alto que camuflan muy bien tanto restos orgánicos como químicos (nitrato, pirita, etc…). Descampados cuya tierra no intoxica a las ratas que por allí corren y anidan, y que eran suelo de la antigua química “Cross”.
Ese barrio donde se producen acalorados encuentros entre desconocidos a plena luz de día, ante cualquier boquiabierto vecino y sorprendidos niños.
Es también La Mora un barrio de paso para el tren y para todos aquellos que tienen que arrojar cualquier trasto o basura detrás de las vías, que es posible cruzar con un nivel de “trekking” básico.
Ese barrio que se queda incomunicado (más aún, sí, era posible) cuando hay una “Cursa”, porque se impide la salida y entrada de vehículos cortando Eduard Maristany y el puente de Sant Lluc.
Un barrio al que le gustaría representar a esa Badalona moderna, bonita y cuidada, pero donde ese sentido de pertenencia solo aparece cuando llega el recibo del Ibi (el más caro de la ciudad). Un barrio que pudiera ser una bonita extensión de la Badalona de mar que tanto gusta a todos, más allá de ese paseo llamado Front Maritim (lado norte del puerto, donde no hay duda de que se está en Badalona), y más allá del puerto, donde sus habitantes pueden asegurar que hay vida.
Pero en ese barrio las soluciones pasan por esperar cinco años (eso dicen) para tener playa de nuevo, cuando se traslade el colector (fuera de normativa desde 2018) y se remodele el litoral hasta la playa de Sant Adrià (obra que sin duda se llevará a cabo, vista la cuantiosa recaudación de impuestos que se prevé tras la edificación sobre la antigua “Procolor”).
A pesar de todo, La Mora no es un barrio olvidado. Y no lo es gracias a la perseverancia de unos pocos vecinos que se esforzaron en reclamar unos servicios como los de cualquier barrio de la ciudad (autobús, limpieza, seguridad…) Y es cierto que a esos vecinos les han querido ayudar numerosas fuerzas políticas (a todas a ellas se lo agradecen de corazón). De esas ganas de ayudar quedó en ese barrio un banco con vistas a las vías del tren (dicen que aún no se ha sentado ningún vecino), también una marquesina para la parada de bus que si se habita a ciertas horas (las del colegio o las de la noche), puede hacer dudar a más de uno sobre la ciudad en la que se encuentra. A los que la frecuentan les gusta pensar que están en Badalona, aunque sea en la del final. Pero, según se mire, ¿no está ese barrio al principio?
Be the first to comment