Una realidad muchas veces invisible

Mujeres que viven solas. Un colectivo vulnerable

La  mayoría de las familias con un único progenitor están encabezadas por mujeres, que se encuentran solas para hacerse cargo de todos los gastos del hogar y de la crianza de sus hijos.

Además de la dificultad de conciliar familia y trabajo, la falta de oportunidades laborales condiciona muy significativamente estos hogares.

Se trata de madres que tienen que hacer lo imposible para hacer frente a las responsabilidades del hogar, con muchas dificultades para conciliar la vida familiar y laboral. En su caso, las políticas de empleo no son suficientes si no van acompañadas de medidas sociales que permitan y favorezcan la conciliación y el cuidado de los hijos

La brecha de género se perpetúa hasta el final de la vida: las situaciones de discriminación vividas por estas mujeres durante su juventud se multiplican cuando llegan a la vejez. Las mujeres mayores viven solas con más frecuencia que los hombres, tienen ingresos más bajos, procedente casi en mayoría de pensiones de viudedad.

Las mujeres mayores tienen mayor riesgo de sufrir violencia en una sociedad en la que el hecho de ser mujer es motivo de múltiples discriminaciones y donde el envejecimiento está cargado de connotaciones negativas. Asimismo tienen más dificultades para denunciarla y pedir ayuda.

Los prejuicios de edad y género confluyen en las mujeres mayores aumentando el riesgo de que sufran maltrato no solo por parte de sus parejas sino también en el entorno familiar o en las residencias

La soledad se acentúa cada vez más.  Cada vez son más las mujeres que permanecen meses sin salir de su domicilio. Las más vulnerables, las que sufren problemas de movilidad.

Hay un porcentaje muy alto de mujeres mayores de 65 años que viven solas.

Independientemente del estado civil, las mujeres sin hijos tienen más probabilidades de vivir solas a edades avanzadas que quienes sí tienen hijos.  

Un alto porcentaje de personas mayores de 65 años  habitan en viviendas con condiciones  deficientes.

Los problemas de vivienda más comunes son la falta de accesibilidad, baños no adaptados, el gas en botellas de butano que no pueden mover, falta de calefacción,  y aire acondicionado. Imprescindibles cuando las temperaturas son extremas

El problema de las nuevas tecnologías para las mujeres mayores. Siempre tienen que depender de terceros para gestionar temas de bancos, papeles administrativos, peticiones etc.

Vivir sola no significa sentirse sola, pero hasta un 59% de las personas mayores que viven solas expresan tener sentimientos de soledad y aislamiento. Hablamos de la soledad como un problema, cuando no es escogida y a la falta de compañía se le suma el sentimiento subjetivo de no tener a nadie, de tristeza, de vacío.

Para ello es necesario promover la protección y resiliencia de las potenciales víctimas, empoderándolas y generando redes de apoyo. Asimismo debemos ayudar a las personas cuidadoras para evitar una sobrecarga.

Formar a profesionales y organizaciones, para que ofrezcan respuestas coordinadas, multidisciplinares y adaptadas a las necesidades de estas mujeres.

El aumento de mujeres que viven solas, va a plantear unos retos terribles a las familias y sociedad.

Vivir cuidando. Un porcentaje alto de mujeres que pasados los 70 viven solas, pero  son cuidadoras de los nietos.

Las abuelas dedican una media de seis horas diarias a cuidar a sus niet@s

Es una tarea que en general se efectúa de forma voluntaria y con agrado, pero que, si se torna una obligación y una carga  excesiva para las posibilidades de la persona mayor, puede tener efectos negativos como estrés y  ansiedad.

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